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Un-nido

Los niños por naturaleza tienen un cerebro que no está completamente maduro en las primeras etapas de vida, por lo que necesitan del modelamiento y enseñanza de un adulto para completar las funciones más complejas que el cerebro está listo para comenzar a adquirir. La metacognición se adquiere en un proceso acompañado ya que consiste en pensar sobre sus pensamientos, por lo que es un proceso interno y personal al igual que todas las funciones cognitivas.

Para potencializar la metacognición es necesario tomar en cuenta la motivación, la cual va de la mano con el desarrollo afectivo. Está comprobado que un niño con una buena base familiar y un sustento emocional sólido, se desarrolla de mejor manera que un niño privado de estas condiciones. En el proceso de metacognición, este desarrollo afectivo juega un papel sumamente importante, ya que es lo que mantendrá al niño con la motivación necesaria para preocuparse por su aprendizaje y su participación social en su contexto. 

Es necesario que los adultos, padres de familia, profesores y terapeutas, seamos conscientes de la responsabilidad que tenemos en cuanto al desarrollo cognitivo de nuestros hijos/pacientes, ya que somos nosotros quienes les damos las herramientas para potencializar sus habilidades y mejorarlas constantemente a partir de un entorno enriquecido con un modelamiento adecuado y focalizado en la adquisición de habilidades que le serán útiles al paciente en su vida.

Referencia bibliográfica:

Rondel, L. S. (2004). Metacognición en niños: una posibilidad a partir de la teoría Vygotskiana. Acción pedagógica, 13(2), 128-135.

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